Eterno camino

Español

Allí mañana y noche aquí había hecho

tal hueco, y casi todo allí era blanco

el hemisferio aquel, y el otro negro,

cuando Beatriz hacia el costado izquierdo

vi que volvía y que hacia el sol miraba:

nunca con tal fijeza lo hizo un águila.

Y así como un segundo rayo suele

del primero salir volviendo arriba,

cual peregrino que tomar desea,

este acto suyo, infuso por los ojos

en mi imaginación, produjo el mío,

y miré fijo al sol cual nunca hacemos.

Allí están permitidas muchas cosas

que no lo son aquí, pues ese sitio

para la especie humana fue creado.

Mucho no lo aguanté, mas no tan poco

que alrededor no viera sus destellos,

cual un hierro candente el fuego deja;

y de súbito fue como si un día

se juntara a otro día, y Quien lo puede

con otro sol el cielo engalanara.

En las eternas ruedas por completo

fija estaba Beatriz: y yo mis ojos

fijaba en ella, lejos de la altura.

Por dentro me volví, al mirarla, como

Glauco al probar la hierba que consorte

en el mar de los otros dioses le hizo.

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