37 Libros: Hagase Millonario En Finanzas

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Los bancos centrales no son bancos comerciales. No tienen fines de lucro ni se

enfrentan a las mismas restricciones financieras que las instituciones privadas. En la

práctica, esto supone que la mayoría de los bancos centrales podrían llegar a perder

dinero hasta el punto de que su patrimonio neto se tornara negativo y aun así

seguir operando con normalidad. En la mayoría de los casos, su situación financiera

tendría que empeorar de manera alarmante para tener que comprometer sus

objetivos de política con el fin de poder seguir haciendo frente a sus obligaciones

de pago.

El problema es que no todo el mundo acepta que el patrimonio contable de un

banco central pueda tornarse negativo sin provocar alarma. Los mercados pueden

reaccionar mal al creer erróneamente que las pérdidas restan eficacia a las políticas.

Los políticos también pueden oponerse, si infieren que se han adoptado decisiones

equivocadas a costa del contribuyente o que el banco central necesita de hecho ser

rescatado por el Gobierno. Estas predicciones agoreras, que conllevan su propio

cumplimiento, no benefician a nadie.

Hasta los estados financieros más perfectos y bien presentados no siempre

evitan que se produzcan estas erróneas percepciones. Así pues, los bancos centrales

deben contar con los recursos y mecanismos financieros que necesitan para

continuar desarrollando sus funciones de utilidad social incluso en periodos de

crisis. Para evitar estos riesgos probablemente se necesiten recursos y mecanismos

que permitan mantener el patrimonio neto en territorio positivo frente a las

pérdidas causadas por sus actuaciones en pos de la sociedad. En suma, la

independencia financiera de los bancos centrales es importante.

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